La situación de los derechos humanos en Cuba se ha deteriorado dramáticamente, con más de mil presos políticos y unos niveles de represión de la libertad de expresión y asociación que plantea un desafío único en las Américas, denunciaron varios disidentes, activistas, periodistas y artistas cubanos, así como representantes de la Organización de Estados Americanos durante un evento organizado por esa entidad regional en Washington el martes.
“El caso cubano es distinto a otros países porque las infracciones a la libertad de expresión y asociación son de origen sistemático y generalizado, parte de los mecanismos a través de los cuales el régimen se mantiene en el poder y parte de una política de estado que niega las libertades básicas a los ciudadanos,” dijo Edgar Stuardo Ralón Orellana, el relator sobre los derechos de las personas privadas de libertad de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que forma parte de la OEA.
El funcionario dijo que la Comisión recibió denuncias y documentó varias estrategias que el gobierno cubano implementa para atacar la libertad de expresión y censurar a los críticos, entre ellas detenciones arbitrarias, interrogatorios, censura de Internet, prohibiciones de viaje y amenazas a sus familiares.
“No son estrategias nuevas y continúan agravándose aceleradamente”, dijo, y agregó que, si bien Cuba no es un miembro activo de la OEA, es uno de sus miembros fundadores y aún está obligado por los estatutos de la organización a cumplir con los recomendaciones hechas por la Comisión.
El secretario de la OEA, Luis Almagro, dijo que Cuba no debería ser una excepción en las Américas.
“La situación de Cuba y de los presos políticos no se puede invisibilizar”, dijo. “Tenemos un papel importante que desempeñar. Los cubanos tienen derecho a la democracia”.
Según Prisoners Defenders, organización con sede en Madrid, actualmente hay 1,066 presos políticos en Cuba, número que se disparó tras las protestas en toda la isla en julio de 2021. Entre ellos, hay 17 menores condenados por cargos de sedición, dijo el presidente de la organización, Javier Larrondo.
“Ahora las cárceles de Cuba tienen personas que no eran disidentes sino familias sencillas que salieron a las calles a manifestarse”, dijo. “Esta represión no es ocasional, es estructural”.
El gobierno cubano no reconoce a los presos políticos, argumentando que todos cometieron delitos comunes. Larrondo dijo que muchos de los delitos sancionados en la legislación vigente están vagamente definidos y no serían considerados como tales en los países democráticos.
Si bien el número de presos informado por Prisoners Defenders no se puede confirmar de forma independiente porque el gobierno cubano no proporciona cifras oficiales ni permite que observadores internacionales visiten las cárceles cubanas, la cifra es similar a la que manejan otras organizaciones de la sociedad civil.
Larrondo dijo que el trato que recibieron los manifestantes del 11 de julio violó las normas legales, ya que muchos fueron sentenciados en juicios sumarios, fueron arrestados por órdenes de policías, no de jueces, y no tuvieron acceso a abogados independientes sino a abogados que trabajaban para el estado cubano.
En videos pregrabados, los disidentes cubanos Berta Soler, Marta Beatriz Roque e Iván Fernández Carrillo advirtieron sobre una ola de “represión creciente” en la isla y compartieron sus preocupaciones sobre el trato que están recibiendo los opositores José Daniel Ferrer y Félix Navarro. en prisión. Ambos fueron encarcelados por participar en las protestas del 11 de julio.
Ellos dijeron que Ferrer, el líder de la organización opositora UNPACU, ha estado aislado en una celda en una cárcel en Santiago de Cuba y que tanto a él como a Navarro se les ha negado atención médica.
En una serie de presentaciones, los activistas cubanos compartieron, en ocasiones, relatos muy personales de cómo la represión del gobierno ha impactado sus vidas, al tiempo que brindaron un análisis sobre los patrones que siguen las autoridades cubanas para sofocar la disidencia. En particular, destacaron cómo el gobierno censuró las artes, acosó a periodistas y artistas independientes y finalmente envió a la cárcel a los líderes del Movimiento San Isidro, un colectivo de jóvenes artistas, académicos y activistas que promovían la libertad de expresión.
El artista visual cubano Anyelo Troya compartió imágenes que documentan la vigilancia por parte de policías cubanos mientras cumplía una sentencia de un año de prisión domiciliaria luego de ser condenado por cargos de “desorden público” por participar en las protestas contra el gobierno el 11 de julio.
Él dijo que nunca había visto al policía que hizo la acusación en su contra y que fue suficiente para condenarlo. Troya dijo que lo golpearon en la cárcel y que sus familiares fueron amenazados.
También compartió imágenes de su trabajo con los artistas Luis Manuel Otero Alcántara y el rapero Maykel “Osogbo” Castillo en la producción del videoclip de “Patria y Vida”, canción que luego se convirtió en himno de la manifestantes Ambos están actualmente en prisión, también por participar en las manifestaciones antigubernamentales.
En una presentación centrada en cómo el gobierno cubano ha aplastado a los artistas independientes, Anamely Ramos, activista cubana y profesora de arte, se refirió a una carta escrita recientemente por 15 mujeres cubanas encarceladas que exigieron la libertad y firmaron con su sangre.
“Por más que lo pienso no puedo pensar en una mayor muestra de cultura: personas que han sacrificado su bienestar e incluso libertad personal por un bien mayor a ellos mismos, por un futuro para todos. Tampoco puedo pensar en mayor arte,” dijo. “En Cuba no hay mayor arte que la sobrevivencia a una violencia de Estado en la que se nace.”
Ramos, a quien las autoridades cubanas no le han permitido regresar al país por su activismo, también detalló cómo funciona el hostigamiento a los críticos en la isla: comienza con el despido, seguido de interrogatorios donde los oficiales de la seguridad del estado fingen ser amistosos. al principio, dijo, y luego escalan a amenazas abiertas, actos de repudio, detención domiciliaria o delitos fabricados que llevan a cumplir condena en prisión o al exilio para evitar ir a la cárcel.
Particularmente se castiga el uso de los espacios públicos, dijo, recordando la sentencia de cinco años impuesta a Luis Robles, un joven que anarboló un cartel antigubernamental en una calle de La Habana.
Ella le dijo al Herald que los activistas también estaban preocupados por la salud de Otero Alcántara. “Con frecuencia se desmaya y durante uno de estos desmayos, se cayó y se dañó la rodilla”. Su destino, y el del ganador del premio Grammy, el rapero Castillo, el líder opositor Ferrer y cientos de otros cubanos encarcelados por participar en protestas pacíficas dependen de la voluntad de las autoridades cubanas de liberarlos, aunque hasta ahora no han dado señales de que lo harán, varios diplomáticos europeos y estadounidenses dijeron al Herald.
Los funcionarios cubanos han insistido en que el país fue incluido injustamente en la lista de países que patrocinan el terrorismo y han exigido su eliminación. Pero el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, dijo recientemente durante una audiencia en el Congreso que el gobierno no cumple con las condiciones para ser eliminado de esa lista actualmente.
Frank Mora, el embajador de Estados Unidos ante la OEA, quien ayudó a organizar el evento, le dijo al Herald que la organización seguirá presionando a los miembros para que tengan conversaciones sobre Cuba.
“Lamentablemente la comunidad internacional ignora o ha abandonado al pueblo cubano”, dijo. “En la OEA no hay consenso para darle seguimiento al drama cubano como se está haciendo en el caso de Nicaragua. La misión de Estados Unidos está comprometida a que la organización y la comunidad internacional no olviden lo que está pasando en Cuba”.
“La situación en Cuba lleva más de seis décadas y la gente ‘se cansa’ pero eso no es excusa para simplemente ignorar la tragedia cubana”, agregó.
Durante más de dos años, la OEA, la organización regional más antigua del mundo, no tuvo representante de los Estados Unidos. Después de su nombramiento en diciembre pasado, Mora dijo a los periodistas que quería ayudar a revitalizar la organización y concentrarse en fortalecer los valores democráticos en una región donde el populismo y el autoritarismo van en aumento.
Pero tales esfuerzos a veces se han encontrado con el rechazo de algunos países de la región.
El embajador de Uruguay ante la OEA, Washington Abdala, dijo durante el evento del martes que enfrentó reticencia de otros miembros cuando quiso organizar un evento similar sobre Cuba.
“Las violaciones a los derechos humanos conciernen a toda la comunidad internacional y no se pueden relativizar”, dijo la periodista cubana Mónica Baró, quien fue una de las presentadoras. “Insto a la comunidad internacional a no romantizar los regímenes autoritarios”.
“A veces Cuba puede parecer un tema bastante agotador pero les aseguro que los cubanos somos los más agotados de esta historia”, dijo.
Esta historia fue publicada originalmente el 18 de abril de 2023 5:11 PM.