Hoy regreso a los Estados Unidos para encontrarme con muchos hermanos venezolanos e informarles sobre la lucha que estamos llevando a cabo para terminar con el sufrimiento de nuestro pueblo, así como para hacerles saber nuestro compromiso absoluto por restaurar la democracia a través de elecciones libres y justas.
Como se demostró el pasado 5 de enero, el régimen de Maduro no se detendrá ante nada para tratar de desmantelar el único poder legítimo que se mantiene en pie en Venezuela. Pero a pesar de los mejores esfuerzos de los matones callejeros de Maduro, los diputados demócratas de la Asamblea Nacional se reunieron formando el quórum requerido, y me eligieron como Presidente de la Asamblea Nacional y Presidente Encargado de la República Bolivariana de Venezuela por un año más. Las continuas amenazas de violencia y de asesinato que a diario lanza la dictadura, no nos impedirá conocer y defender la Constitución de Venezuela. Esta dictadura no puede intimidar a los demócratas verdaderos.
Quiero agradecer al Presidente Donald Trump y a los Estados Unidos, tanto al gobierno como a las dos cámaras del Congreso, así como a sus homólogos en Europa y en toda América, por todo lo que han hecho y seguirán haciendo a favor de mi país y de mi pueblo.
Han ayudado a Venezuela en nuestro momento de mayor necesidad, y ningún venezolano lo olvidará jamás. Su compromiso ha sido extraordinario, pero en nombre y por el bien de nuestro pueblo, debo pedir más.
En 2020, la cifra de venezolanos refugiados podría escalar hasta 5 millones. Hace cinco años, los venezolanos comenzaron a irse de nuestro país con recursos económicos suficientes para comprar casas en otros lugares. Hoy, se van con lo que lo poco que les queda sobre sus espaldas, desesperados por sobrevivir otro día.
Abandonan su tierra natal porque el corrupto e incompetente régimen de Maduro usa los alimentos y las medicinas como armas de guerra, y reprime a hombres, mujeres y niños inocentes por igual. Esto ha provocado una emergencia humanitaria que a su vez ha creado una crisis regional de refugiados, algo que podría desestabilizar a nuestros vecinos. Este año Venezuela podría pasar a Siria como la mayor crisis humanitaria del mundo.
El gobierno interino y nuestros diputados de la Asamblea Nacional han trabajado incansablemente para coordinar las entregas de las donaciones de alimentos y medicamentos que hemos recibido de muchos países. Si bien el régimen de Maduro, con la ayuda de los regímenes ruso y cubano, ha intentado bloquear la entrega de estos vitales suministros, me enorgullece informar que hemos estado haciendo entregas silenciosas en comunidades necesitadas de toda Venezuela. Aún así, a solo 1,300 millas de Miami, muchos padres deben enfrentar a diario la terrible disyuntiva de decidir cuál de sus hijos va a comer ese día y cuál no.
Privar a nuestra gente de alimentos y medicinas no es el único delito de Maduro. Ha convertido la sistemática violación de la Declaración de Derechos Humanos de la ONU en una tarjeta de presentación de su régimen.
Con la guía y el respaldo de los regímenes ruso y cubano, el régimen de Maduro arresta, tortura e incluso asesina a nuestros ciudadanos. A los regímenes ruso y cubano les exigimos que detengan la tortura y el abuso en contra de nuestro pueblo, y que abandonen nuestro país para siempre.
El régimen de Maduro también ha permitido, alentado y patrocinado a grupos armados ilegales y carteles criminales internacionales para que operen en Venezuela. Nuestros vecinos en el hemisferio están bajo asedio por estos grupos terroristas, y nuestra soberanía está siendo sacrificada a estas bandas criminales. Esta es una prueba más de que Maduro nunca se preocupó por los venezolanos, sino solo por mantenerse en el poder a cualquier costo.
En este viaje para construir una coalición de apoyo, he sido testigo de primera mano de que los líderes mundiales ven al régimen de Maduro como algo mucho peor que una dictadura o incluso un estado fallido. Entienden que Maduro ha creado un santuario para el terrorismo internacional, el tráfico de drogas y el crimen organizado que está envenenando a nuestro país, a nuestra región y a nuestra comunidad global.
Ahora mismo, el régimen de Maduro planea convocar unas elecciones parlamentarias fraudulentas con un Consejo Nacional Electoral (“CNE”) nombrado por el Tribunal Supremo de Justicia (“TSJ”) del régimen, o por su espuria asamblea nacional constituyente (“ANC”).
La única forma de detener esta crisis y aliviar el sufrimiento de todo el pueblo de Venezuela es realizar elecciones presidenciales libres, justas y transparentes con un CNE designado por la Asamblea Nacional de acuerdo con nuestra Constitución. Para lograr elecciones presidenciales libres, debemos aumentar y coordinar la presión en contra de la dictadura de Maduro, incluyendo a todos los aliados internacionales.
El pueblo de Venezuela quiere y necesita desesperadamente un cambio. Sin ello, Venezuela podría perder varias generaciones a causa del hambre, la desnutrición, las enfermedades, las violaciones de los derechos humanos, la corrupción y la criminalidad.
Por todo esto, hoy regreso a los Estados Unidos, tierra de los hombres libres y el hogar de los valientes. Sé que si trabajamos juntos, en los barrios, pueblos y ciudades de Venezuela, y enfocamos los esfuerzos de nuestros aliados, celebraremos el próximo año en un país lleno de esperanza y de oportunidad, no de miedo y desesperación. Por la libertad no solo de mi país, sino de toda la región, especialmente los de Cuba y Nicaragua, países cuyos regímenes son en gran medida apoyados por el régimen de Maduro.
Juan Guaidó es el Presidente Interino de la República Bolivariana de Venezuela.
Esta historia fue publicada originalmente el 30 de enero de 2020 12:57 PM.